En este post te cuento cómo nos lo curramos para vivir 3 días de lujo en Singapur con 25€; durmiendo, desplazándonos, comiendo y… pegándonos una vida de auténtico “lujo” en una de las ciudades más caras del mundo.
Mi inicio de ruta por el Sudeste Asiático de 3 meses empezaba con la visita a Singapur antes de volar a Filipinas tres días después. En el primer mes de aventura me acompañaba mi amiga Andrea, que siempre tiene mucha suerte a la hora de vivir aventuras locas y absurdas por el mundo. ¡Y esta vez no iba a ser menos!
Para empezar, ya teníamos un puntazo; celebrar el año nuevo chino, que coincidía con los días que pasaríamos en Singapur y en donde hay un montón de actividades y celebración por parte de toda la comunidad china. Como nuestra nochevieja, pero en su cultura, vaya.
Justo el día antes de salir de Madrid, escribí a un par de hosts de Couchsurfing para ver si sonaba la flauta y nos alojaba alguien las tres noches que teníamos planeadas en Singapur. ¡Y vaya que si sonó! Marco, un bróker filipino de 36 años que había pasado los últimos 11 viviendo en Singapur, nos invitó a quedarnos dos de las tres noches con él.
Aterrizamos a las 8 de la mañana y con un buen ostión por el jet lag y pusimos rumbo a casa de Marco. No teníamos ni idea de cómo sería la casa y cómo dormiríamos, pero al llegar nos quedó bastante claro; apartamento nuevo en una de las zonas más céntricas de Singapur, baño turco, sauna y una piscina con jacuzzi integrado en el tejado del edificio. Todavía recuerdo la cara de Andrea preguntándome ¿Pero qué cojones…?!
Así que mejor no podía empezar el viaje. Marco nos recibió de resaca (como casi todos los días de su vida jajaja) y nos hizo un café antes de contarnos un poco nuestras vidas en la terraza del apartamento. Seguidamente se fue a trabajar y nosotros nos subimos a la piscina a darnos el primer chapuzón antes de dormir una siesta de cuatro horitas para combatir el jetlag. Por si no era poco que este personaje nos alojase gratis en Singapur, nos dejó su iPhone del trabajo para que tuviésemos Internet por la ciudad, nos confió las llaves de su casa y… sigue leyendo para todo lo demás!
Ese mismo día por la tarde quedamos con Marco y un colega suyo para cenar en Boon Tat Street, justo al lado de Telok Ayer Market, donde los jueves cortan la calle para montar mesas y puestos de comida callejera. Philippe, colega del trabajo de Marco, era un francés de 39 años que se conservaba bastante bien (no aparentaba más de 30); y cuando nos contó por encima cuánto ganaba entendimos mejor cómo lo hacía; sólo en el bonus de fin de año este pirata de la banca se había embolsado más de 3.000.000$. Lo que probablemente no ganemos ni tú, ni yo, ni nuestros hijos en toda nuestra vida.
Después de cenar un montón de platos de comida local, Andrea y yo no teníamos muchas ganas de beber y menos sabiendo que una cerveza en Singapur no cuesta menos de 10€ (la más pequeña). Pero Marco insistió y los acompañamos a tomar algo. A pesar de no querer que nos pagasen nada, esa noche acabamos bebiéndonos tres cervezas, un mojito y varios chupitos. Una buena forma de calentar el cuerpo antes del bañito en la maravillosa piscina del tejado para después caer rendidos en la cama.
A la mañana siguiente Marco madrugó mucho para ir a trabajar y nosotros nos levantamos, después de apagar casi veinte alarmas, casi al medio día. Nos dimos otro bañito más en la piscina y salimos a recorrer Singapur y aprovechar a tope el día. Si quieres saber qué ver y hacer te lo cuento todo en el post de qué ver y hacer en Singapur en 3 días.
Ese día lo pasamos entero a nuestra bola perdiéndonos por los barrios y los mercados y terminando la tarde viendo los espectáculos de luces de Marina Bay, una auténtica pasada. Marco nos propuso salir de fiesta, pero preferimos quedarnos en la piscina organizando la ruta por Filipinas y nos tiramos hasta las tantas mirando destinos y rutas.
El último día habíamos quedado en pasarlo en la playa con Marco y sus amigos. Nos levantamos pronto y, después de currar un poquito, salimos a dar el último paseo por Marina Bay antes de ir a una de las playas artificiales que tiene Singapur. A nuestro plan se unió Tùng, un vietnamita de Couchsurfing que estaba de paso dos días antes de volver a Vietnam desde Qatar, donde curraba en un restaurante.
El plan de playa que teníamos en mente era el que solemos hacer; tomar el sol, bañitos y música con auriculares. Pero una vez más, nos quedamos cortos con las expectativas. Nada más llegar, Marco nos “obligó” a entrar al beach club con el y un par de amigos y empezaron a llegar dispensadores de cerveza de 3 litros, coronitas, pizzas y nachos. Y si a todo eso le sumamos música ochentera con hits como la macarena entre otros muchos, la situación era, como poco, bizarra.
No paramos de beber, alternar baños entre la piscina y la playa y disfrutar de las risas con los amigos de Marco, que montaron una cuerda de slackline a la que terminaron uniéndose un montón de indios que estaban por la playa.
Mejor no os digo lo que pagó Marco esa tarde entre bebidas y comida, pero casi llega a las cuatro cifras. Nunca me ha gustado que me inviten ni me paguen nada, pero en ese momento tocó disfrutarlo y nos limitamos a entender que es un estilo de vida al que está acostumbrado la peña que trabaja a ese nivel.
Esa noche nos quedamos en casa de Vincent, otro francés que trabajaba de desarrollador en Singapur. Nos había escrito a través de Couchsurfing porque había organizado una cena en su casa con un montón de gente de diferentes países y le había gustado mi perfil de Couchsurfing.
No esperábamos gran cosa y queríamos descansar, ya que teníamos el vuelo a Cebú para empezar nuestra ruta por Filipinas a las 8 de la mañana, pero al llegar y conocer a las 14 personas que había en la cena, cada una de una parte del mundo, el cansancio pasó a otro nivel y disfrutamos hasta casi las 2 de la mañana de historias acompañadas con un montón de comida que cada uno había preparad. Nos encantó vernos en medio de tanta gente de tantísimos lugares diferentes en nuestro tercer día de viaje; es difícil de explicar lo bien que sienta la vida en momentos como ese!
Cuando la gente empezó a irse, Vincent nos preparó la cama e intentamos dormir un par de horas antes de salir hacia el aeropuerto, pero estábamos desvelados y todavía con jetlag, así que a la media hora cogimos la mochila y salimos para ir con tiempo y desayunar antes de embarcar hacia Cebú y disfrutar de la ruta de 3 semanas por Filipinas.
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Después de pasar tres días en Singapur, cogimos un vuelo hacia Cebú para empezar nuestra ruta de 3 semanas por Filipinas.
El año anterior me recorrí Tailandia, Camboya, Vietnam y parte de Malasia. Puedes ver los posts de cada país pinchando encima de su nombre o descubrir directamente todos los posts de Asia aquí.