Si estás leyendo este artículo es porque, en primer lugar, el algoritmo de Instagram ha querido enseñártelo y, en segundo lugar, porque te ha picado la curiosidad, te has sentido identificado o simplemente quieres cotillear las tonterías que digo.
Sea como sea, llevaba tiempo queriendo escribir este post y hablar un poco de cómo creo que Instagram nos está volviendo personas más inseguras e individualistas, ¡y me incluyo el primero!
Aquí intentaré reflejar mi opinión y mi punto de vista sobre esta droga del siglo XXI tan bien diseñada; y me gustaría tener feedback de todos los que leáis este artículo, ya sea dejando un comentario o escribiéndome en Instagram. Will appreciate it!
Instagram; un casi indispensable si quieres crear contenido
Hace ya bastantes años que empecé con el proyecto de este blog (me apasionaba viajar y lo inicié como un “diario” en donde tener todas mis aventuras reflejadas). Con el tiempo y tras negarme en un par de ocasiones, me tocó abrirme a regañadientes la cuenta de Instagram. ¡Primera cagada!
Aunque quise renegar de seguir la corriente de crearse una cuenta en esta red social (después de haber consumido Tuenti, Twitter o Facebook anteriormente), la presión social pudo conmigo.
Al principio (no voy a negarlo) las cosas parecían molar; los seguidores subían y había mucha interacción con las publicaciones… ¡cómo mola ese chute de serotonina y esos likes amontonándose! Y es que… a todos nos gusta gustar, ¿no? El tema es a qué precio.
De “cuenta simple” a “creador de contenido”
Con el paso del tiempo y el posicionamiento del blog subiendo, el propio Instagram me recomendó cambiar mi cuenta a cuenta de empresa o “Creador de contenido”. Por qué no, me dije; al fin y al cabo, es lo que hago con el blog. Nada más lejos de la realidad. Y es que, años después y tras leer y entender bastante cómo funcionan hoy en día las redes sociales, la realidad es muy diferente de lo que cualquier persona puede esperar.
Al cambiar la configuración de la cuenta, mis posts y mis stories dejaron de tener el alcance que tenían para verse mermado a apenas un 10/15% de mis seguidores y, ¡sorpresa! La publicidad que me aparecía en Instagram empezó a ser de mi propio contenido con un botón de “publicitar”. Es decir, si quiero que mi contenido llegue a TODOS mis seguidores (que han decidido seguirme), debo que pagar por ello.
Hasta aquí todo bien; no me sale de las pelotas pagar a Instagram. Easy, ¿verdad? Pues no tanto.
La inseguridad que generan las redes
Creo que esa inseguridad de la que hablaba es un tema que se sufre bastante pero poco comentado entre la gente. Es más fácil mostrar la vida perfecta que llevamos que expresar ese miedo a sentirnos insuficientes y esa inseguridad que podemos percibir al estar un día tranquilamente casa y ver que todo dios está con un planazo y una vida de la hostia y tú (en ese momento) no.
En mi caso, perder casi todo el tráfico supuso pasar de tener en torno a 1.000 likes en cada publicación a (con suerte) llegar a los 300/400. No debería de ser un problema, los likes son un simple número; pero creo que a cualquiera de nosotros en el mundo en el que vivimos nos afecta demasiado y puede llegar a machacarnos a título personal, y así lo he llegado a sufrir yo.
En el caso de los viajes (mi campo y por mencionarlo) hay cada vez más y más contenido utópico; fotos perfectamente encuadradas y millones y millones de likes por medio. Pero, ¿es todo eso real…?
Siendo diseñador gráfico tengo bastante claro el retoque que tienen la mayoría de imágenes que vemos por Instagram y todo lo fake de ese contenido; pero ni aun sabiendo todo eso me he librado de compararme y hacérmelo pasar mal. En momentos de bajón y de inevitable comparación, he llegado a menospreciar mis artículos, mis imágenes e incluso a mí mismo.
El FOMO, otro desencadenante de todo esto
Es en esas situaciones de ver que todo el mundo está haciendo muchas cosas utópicas es donde (al menos a mi) se me activa la alerta del FOMO (miedo a perderse algo) que me genera ese pensamiento tóxico de “¡Ponte a hacer algo! ¡Aprovecha la vida joder!”
¿Acabará ese FOMO con nosotros…?
Hace poco, en Fuerteventura, un coleguita me dijo que estaba trabajando en el JOMO; el join of missing out (disfrutar de perderse algo). Y, aunque para alguien como yo sea algo realmente complicado de enfocar, me parece que es una práctica cojonuda para aplicar más en esta sociedad tan hiperactiva que estamos creando. ¡Así que tomo nota de nuevo para trabajarlo más!
La app para perder el tiempo por excelencia
No pongo en duda que Instagram es una herramienta genial para algunas cosas; de hecho, la utilizo en el día a día para promocionar mis empresas e igualmente como canal de promoción personal con el blog, pero… ¿Qué hay de quien lo consume? (yo también estoy ahí, claro).
Quizá hablo por mi cuando considero esto un problema bastante gordo; pasar más tiempo del que debería en Instagram viendo stories y contenido que no me aportan demasiado (o al menos, no más del tiempo que me quitan) y, además, utilizar esta red social como un “analgésico mental” para evadirme de problemas o como opción para matar el tiempo, lo que desemboca en una huida de la realidad bastante poco sana.
¿No creéis que el pasar tanto tiempo consumiendo contenido sin mucho que aportar se está cargando nuestra creatividad? Para mí es un clarísimo sí, al menos en mi caso. Me gustaría saber vuestra opinión respecto a esto también!
Cóctel explosivo: utopías, inseguridades e individualismo
El resumen es que, a menudo, las personas comparamos inevitablemente nuestras vidas con lo que vemos en Instagram; lo que puede llevarnos a una sensación de inseguridad y un enfoque excesivo en el individualismo.
Además, la perfección y la utopía con la que vendemos y publicamos todo en Instagram (alimentando esa inseguridad) puede crearnos una falsa sensación de perfección y vida utópica que no es para nada realista. Esto desemboca generalmente (y me incluyo el primero) en una búsqueda constante de validación y a una sensación bastante melancólica de que uno nunca está a la altura o de que nada es lo suficientemente bueno.
Y sí, Instagram puede ser una herramienta poderosa para conectarse con otros y compartir experiencias; pero también puede tener efectos negativos en la autoimagen y la percepción del mundo.
¿Por qué he escrito este artículo?
Si has llegado hasta aquí y después de la chapa que te he soltado, al menos te explico el por qué. Desde que mi cuenta perdió casi todo el alcance por las razones que te explicaba antes, he sufrido bastante estrés y lo he llegado a pasar mal (simplemente pensando en publicar una imagen sobre un lugar o una experiencia) por miedo a que no guste y no alcance un número alto de likes.
He llegado a anteponer ese número a mi propio criterio y opinión (y sigo trabajando en ello!). Creo que, aunque quizá no a todo el mundo le afecte igual, a mi sí que me ha terminado afectando; hasta el punto de no haber subido apenas publicaciones en los últimos años por esa sensación de que “no va a gustar lo suficiente”. Y es que creo que, si entramos en ese círculo, nunca vamos a estar satisfechos con lo que tenemos; ni siquiera aún teniendo la vida que siempre hemos querido y por la que tanto hemos peleado (o al menos en mi caso!).
He escrito este artículo porque necesitaba soltarlo, para entenderme mejor a mí mismo con este tema y para que, si tú que estás leyendo esto te has sentido así en alguna ocasión, confirmarte que estamos casi todos igual.
Como apunte y recordatorio a todo esto, te animo a que la próxima vez que veas contenido de un creador, algo que te parezca interesante o te resulte atractivo, recuerda regalar un corazoncito para valorar ese trabajo en vez de alimentar el miedo a sentirte de menos por hacerlo.
Y tú, ¿te sientes identificado con todo esto? ¿has tenido algún episodio de inseguridad o de sentirte poca cosa por culpa de Instagram? ¿o eres de esos que viven despreocupados de la opinión de los demás y de los likes? ¡Te leo en comentarios!
Por cierto, estoy intentando recuperar la pasión de escribir (que dejé atrás en parte por todo esto que comentaba) y retomando decenas de artículos que tenía pendientes (de mis últimos viajes a Kirguistán, Uzbekistán, Grecia, Montenegro y los Balcanes entre otros).
¡Te animo a que te pases por la página de últimos posts y eches un vistazo! 🙂
Arthur van den Pol
First of all, I’m happy to hear and read that you are picking up your passion of writing again!
It probably doesn’t get you the amount of likes and visitors as you receive on Instagram, though it definitely has more impact.
There is also where I would like to take off my comment, shouldn’t it be about making a real impact? With real impact I refer first of all to company sales/ generating your income of living. And second an emotional long term impact.
If you look at your best moments, do they involve digital interaction, physical places or face to face interactions?
It’s about being conscious of what makes us happy and feel good in the long run. Like you are writing about the impact of social media(IG) on your well being.
I’ve been following your account for more than 5 years, though meeting you in Essaouira, Morocco made more impact than the actual visit of the place. And it’s fair to say that for me it is always the people that matter most. So slowing down from time to time, like you did in Fuerteventura, (at least for me) is the way to go.
Muchas gracias por escribir este blog y aumentar mi conciencia sobre el impacto de los redes.
Un fuerte abrazo
Kike
Hey Arthur! thank yo so much for your feedback! really appreciate it
I hope we can meet again soon and share some travel and life stories! thank you one more time mate!
Gustavo
Totalmente de acuerdo.
Corremos tiempos, en los que nada es suficiente y lo de los demás es mejor
Las redes nos consumen demasiado tiempo y parte de nuestro “yo”. El tiempo es un valor, que se nos escapa entre los dedos, no queremos perdernos nada, y si nos lo perdemos sentimos el famoso FOMO. Corremos tanto para hacer todo lo que queremos hacer, que no disfrutamos el camino, solo queremos conseguir el resultado y el reconocimiento de los demás. Y también me incluyo, en esta espiral. Esta bien reflexionar sobre ello, y compartirlo para ir cambiando. Trabajare un poco el JOMO!
Kike
Gracias por tu feedback Gustavo! sin duda tenemos que disfrutar muchísimo más del camino y poner en practica el JOMO!