La visita a Chiang Rai fue bastante express; habíamos leído que no tenía mucho más atractivo que el White temple y la Black House o Museo Bann Daum (un lugar con diferentes edificios y templos que se identifican por su madera oscura que nosotros no visitamos). Salimos de Chiang Mai de madrugada para llegar más o menos al amanecer e ir directos a ver el White Temple (Wat Rong Khun en tailandés).
Para llegar desde la estación de autobuses hay unos minibuses del año de la polca que te llevan por 20THB y tarda unos 20 minutos. En cuanto al horario, está abierto de 6:00 a 17:00 (y cierra de 13:00 a 14:00).
Una vez allí, la entrada cuesta 50THB y el templo se ve, tranquilamente y sin prisas, en menos de dos horas.
Me llamó mucho la atención que era un templo muy moderno; tanto que aún no está terminado. Su construcción empezó en 1997 y a día de hoy, aún sigue en proceso. Creo que es por eso por lo que cuenta con unos elementos artísticos muy curiosos y diferentes al 99% de templos en Tailandia. Es más bien una obra de arte gigante que un templo puro y duro.
Os dejo una foto que me llamó bastante la atención; no sé si por ver a un monje haciéndose un selfie, por ver a un monje sonriendo, o por hacerle una foto a un monje mientras se hacía un selfie y sonreía:
Después de la visita al White Temple y con más de 40 grados a la sombra, nos tomamos un batido de fruta fresquito y dimos un paseo cortito por Chiang Rai ya que no teníamos mucho tiempo. A última hora de la tarde nos volvimos a la estación de autobuses y cogimos el bus nocturno de casi 12 horas de vuelta a Bangkok para, nada más llegar, coger otro autobús que nos llevaría directos a Siem Reap, capital de Camboya y punto de partida para visitar Angkor Wat, uno de los complejos de templos más impresionantes del mundo.